martes, 1 de noviembre de 2011

El colibrí (anónimo)



El noviembre de 2007, varios trovadores celebraron el cumpleaños 60 de Silvio Rodríguez, organizando un concierto tributo. Al final del evento Silvio tomó la guitarra y dijo: "de aquí salieron todas"... y tocó "El colibrí".
Fue una de las primeras canciones que escuchó en su vida. Se la cantaba su madre como canción de cuna.
En los últimos años la incluye con frecuencia en el repertorio de sus conciertos, como un homenaje a "la trova anónima", pues se dice que la canción ya se interpretaba por toda Latinoamérica desde el siglo XIX.
Al colibrí le han cantado muchos poetas y  trovadores. Aparece en la poesía náhuatl, en las leyendas del Perú, en los versos de Neruda ("el picaflor de siete flores"), García Lorca ("un colibrí de amor entre los dientes"), Paz (quieto no en el aire, sino en el instante), y por supuesto, en las canciones de Silvio Rodríguez.
Como decíamos antes, "El colibrí" o "El colibrí y la flor" es una canción anónima, tal vez cubana, aunque se origen es incierto. Silvio la ha tocado en varios conciertos. Existe una versión en piano, que canta a duo con su madre. En su obra también encontramos varias  menciones al colibrí. Por ejemplo, el último verso de "Abracadabra" (Silvio, 1992):

Girasol, alelí
la mariposa besó al colibrí.

También lo menciona en "Venga la esperanza" (Silvio en Chile, 1990):

Venga la esperanza,
venga sol a mi.
Lárguese la escarcha,
vuele el colibrí.

Y por supuesto, la bellísima "Ala de colibrí" (Domínguez, 1996), un insólito taller donde se reparan las alas de los colibríes.

Así, el colibrí es uno más de los distinguidos habitantes del universo poético de Silvio Rodríguez, al lado de caballos místicos, unicornios, güijes, ángeles y serpientes.


El colibrí (anónimo)

Nacía una flor, a orillas de una fuente,
más pura que la flor de la ilusión
y el huracán tronchola de repente
cayendo al agua la preciosa flor.

Un colibrí que en su enramaje estaba
corrió a salvarla solícito y veloz,
y cada vez que con el pico la tocaba
sumergíase en el agua con la flor.

El colibrí la persiguió constante
sin dejar de buscarla en su aflicción
y cayendo desmayado en la corriente
corrió la misma suerte que la flor.

Y así hay en este mundo seres
que la vida les cuesta un tesoro;
yo soy el colibrí, si tú me quieres,
mi pasión es el torrente y tú la flor.

1 comentario:

 
clocks for websitecontadores web