jueves, 9 de febrero de 2012

Todos somos culpables: canciones a Vietnam



Te aseguro que todos nosotros somos culpables ante todos por todo y por todo. No sé explicarme bien, pero veo claramente que es así, y esto me atormenta. ¿Cómo se puede vivir sin comprender  esta verdad?.

Así hablaba un joven moribundo en una escena de  Los hermanos Karamazov, de Fiódor Dostoyevski. La certidumbre de la muerte le hizo sentir una íntima unión con la naturaleza, hasta comprender que todos los hechos del mundo están relacionados entre sí, incluyendo las acciones de los hombres (y mujeres).

Se trata de una idea bastante antigua. Los especialistas en hamarteología (estudio de la doctrina del pecado) indican pasajes bíblicos de donde se concluye que "Todos somos culpables ante Dios" (Romanos 3:10, 23, 3:19; Isaías 53:6; Gálatas 3:10, Juan 3:18, 3:36). Es decir, que más allá de los vicios y virtudes particulares, existen problemas cuya responsabilidad recae en todos los seres humanos.

La cuestión se puede traducir al mundo moderno: el capitalismo es culpable del calentamiento global, la deforestación de bosques y selvas, la extinción de especies animales, las desigualdades sociales, económicas y culturales entre las personas, pero a la vez, este sistema ha generado un confort del que muchos se benefician (la luz eléctrica, los refrigeradores, la televisión, los automóviles, las super-carreteras, los vuelos trasatlánticos, los ordenadores y teléfonos inteligentes, el Internet, la comida rápida y la moda pret-aporter). No se puede gozar de los beneficios de un sistema sin asumir sus costos. La ignorancia ("yo no sabía que Nike explota a los niños de Indonesia") no exime de la responsabilidad. En ese sentido, todos somos culpables de la situación actual del mundo, por acción o por omisión.

Esta idea cobró mucha fuerza entre los militantes de izquierda y los movimientos contraculturales de los años sesenta y setenta, sobre todo en el repudio a la Guerra de Vietnam. La bonanza de las sociedades desarrolladas se construía sobre las ruinas de los países agobiados por el imperialismo. Había que asumir la responsabilidad de esta verdad. Y uno de los artistas que llamaron la atención sobre el problema fue precisamente Silvio Rodríguez. Por ejemplo, en la canción "Cuántas veces al día", de 1969:

¿Qué silencio es culpable de la muerte de un hombre?
¿Qué silencio en nosotros ha colgado inocentes?
¿Qué silencio maldito ha cegado algún nombre?
¿Cuántas veces al día merecemos la muerte?

No busquen más alrededor.
Ustedes son.
No busquen más, no es el de atrás:
ustedes son.
No es el de al lado, no.

Eres tú mismo, sí.
El que sonríe bien,
el que sabe callar.
¿Cuántas veces al día merecemos la muerte?

Es una letra incómoda, que obliga a la reflexión y desenmascara nuestro "silencio asesino". Sin embargo, romper el silencio no es suficiente. Se puede ser muy crítico sobre los problemas sociales, y aún así no ser consiente de la relación que existe entre el acto cotidiano de abrir el refrigerador y la bomba que cayó al otro lado del mundo. Así lo expresa Silvio en los versos finales de "Canción en harapos" (1971):
Qué fácil es protestar por la bomba que cayó
a mil kilómetros del ropero y del refrigerador.
Que fácil es escribir algo que invite a la acción
contra tiranos, contra asesinos,
contra la cruz o el poder divino,
siempre al alcance de la vidriera y el comedor.
En la década de 1970 Silvio escribió varias canciones dedicadas a la Guerra de Vietnam: "Tres mil pájaros negros", "Vietnam", "Vietnam, Arte Poética", y "Vietnam, yo vivo". Al menos en un par de  ellas está presente la idea del "Todos somos culpables", aunque es un "Todos" que se asume valientemente como un "Yo":
Yo vivo de tu matanza,
yo sueño de tu agonía,
yo canto de tu pudor.
Mi niña duerme tranquila
porque le costó la vida
a más de un retoño en flor.

(Vietnam, yo vivo).
La toma de conciencia de esta verdad nos ayuda a escapar del cinismo, y debe llevarnos a tener un poco de vergüenza:
Da vergüenza acariciar al hijo,
hacer amor, tener domingo,
disfrutar de ver llover.
Da vergüenza tanto hogar seguro,
tanto plan para el futuro,
tanta bien calmada sed.
Da vergüenza arreglarse los dientes,
tener carro, hogar caliente,
ropa limpia, perro fiel.
Da vergüenza cuanto bueno sume,
mientras que Vietnam asume
un trago más de nuestra hiel.

(Vietnam, Arte Poética)

Son canciones que abordan un tema muy actual, en estos tiempos en que hay demasiados Iphones en los movimientos anti-sistémicos, y se pretende cambiar al mundo desde la comunidad de un ordenador y el compromiso de las causas nobles de las redes sociales.
Fotografía: Carretera de Trang Bang 36 años después, de Alejandro Pernía, inspirada en la famosa fotografía de la niña vietnamita quemada por una bomba de napalm.


Lista de reproducción
1. Cuántas veces al día [Versión inédita, 1969]
2. Canción en harapos [1971, versión de Cauzas y azares, 1986]
3. Tres mil pájaros negros [versión inédita, 1969]
4. Vietnam [década 1970]
5. Vietnam, yo vivo [década de 1970]
6. Vietnam, Arte Poética (o Movilizar) [década 1970]

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